Jerte 28-03-10 Enrique

Justo tenía que cambiarse la hora ese día, o quizás teníamos que salir el día que cambiaban la hora. El caso es que con la idea de la ruta, un poco de desvele a media noche y resulta que cuando toca el despertador estabas más en la gloria que nunca. ¡Qué sueño madre!
Preparación con minuciosidad, venía mi amotera favorita y además sería para todo el día.
Se intuía que habría poca
asistencia al evento por varios motivos, entre otros la proximidad de la salida a Benicarló y por otro la Semana Santa.
Al final Pablo y Raquel, Gabriel que haría nada más que el 40% de la ruta y nosotros dos.
Quedamos en Griñón con Gabriel y Pablo, con Alberto en el cruce de la ctra. de Toledo a Ávila y la que lleva desde Navalcarnero a Rozas de Puerto Real. El horario se cumplió con relativa precisión y nos pusimos muy en serio a rutear, había por delante un montón de kilómetros. El tiempo parecía que no acompañaría demasiado debido al frío viento que corría a esas horas de la mañana (8:30 de las de ahora) pero según avanzaba el día, la cosa fue mejorando y al final fue un guapísimo día.
Curvas si que acabaríamos haciendo unas cuantas, pero quien no las hacía, ¡pa habernos salío, pues sí señor!.
Había por esas carreteras más motos sueltas que perros descalzos. Como se presentó buen día, venga, tolmundo a dar porsaco por esos mundos con las motos.
El valle del Jerte con ese maravilloso manto de nieve que forman los floridos cerezos ... ¡leches frescas!, el año pasado cuando fuimos las flores habían perdido los pétalos por el airazo tan bestial que hacía. Este año es que con el invierno tan radical, aún no era el momento del florecimiento, el próximo año veremos que inventan los mu joíos pa que no veamos ná.
Lo que moló un puñao como ya han comentado tanto Alberto como Pabo es que aunque fuimos muy pocos estuvimos en la mismísima gloria. Los paisajes vistos merecieron la pena, para pena fue no tener más tiempo para poder ver en detalle más cosas.
Torrentes de agua por todas partes, ese agua clara que daban ganas de bañarse en el primer remanso que se pillara. En la bajada desde Piornal hacia Cuacos de Yuste se observaba una catarata a lo lejos que debía ser una maravilla poder observarla de cerca pero ... casa quedaba lejos y la cosa no estiraba más.

1 comentario:

edu dijo...

Como siempre,fenomenal la crónica,siento mucho no haberos acompañado,estoy perdiendo mucho últimamente.
La relajá me gruñe cuando paso a su lado en el garage-Tranquiiila que a Jeréz si vaas!,le digo para calmarla.Una pena ,vamos.
Aunque,pensándolo bien,si no había flores...pero que estoy diciendo!!,soy un desertor y ya está...Ay señor,llévame pronto!.
Un abrazo para todos.