Entre las tradiciones moteras de nuestro grupo se va afianzando la de ir cada año al Pueto de Mijares en Ávila a ver si tras las primeras nevadas se han formado los témpanos de hielo el la ladera en la que prácticamente no llega a dar el sol en todo el día.
Efectivamente este año lucía grande y explendorosa.
Quedamos donde solemos juntarnos los de Madrid y los de Toledo.
La siguiente parada, en el bar habitual de Mijares.
Lo que veníamos buscando
A partir de aquí, unos cuantos tenían que regresar a sus casas a comer con su familias y otros optamos por quedarnos a comer en Navaluenga.
Pero antes de comer, como teníamos algo de tiempo estuvimos en Burgohondo el la zona de esparcimiento a orillas del río Alberche.
Llegó la hora de comer, fuimos al restaurante en Navaluenga donde nos esperaban Pablo y Raquel para comer con nosotros. No habían podido venir antes a causa del trabajo.
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